A veces todo empieza con una simple melodía, con una simple nota de guitarra que da paso a todo lo que vendrá esa noche. Y siguiendo el compás de la música surgen los pasos que darán vida a un nuevo lugar. A veces todo empieza con un “no me se la letra, vamos a tomar algo” o con un “¿tienes un cigarrillo?” A veces todo empieza de la forma más sencilla, tan sencilla que no se puede ni explicar. Las luces que se encienden y se apagan sin parar, nos confunden con lo que tenemos que mirar, si a nuestra amiga que no para de bailar o a ese chico de la barra que no podemos dejar de observar. A veces todo empieza con una mirada, pero una de esas que se te pega al alma, aquella que recuerdas semana sí y semana también, de esas que te sacan la sonrisilla cuando lo piensas. Y es que cuando menos pensamos en encontrar al amor más aparece. Aparece en cada esquina que cruzas para ir a trabajar o en cada semáforo que paras para llegar a casa. Tal vez aparece en los bares cuando te necesitas relajar o bien en una pista de baile, desenfrenada, con el corazón a cien porque está sonando tu canción favorita o con una adrenalina en el cuerpo que necesitabas sacar hacía meses.
- Anna Ovide
Que genial. ❤
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